Editorial
Desde el inicio de los tiempos, los seres humanos hemos coexistido con el misterio. Inclusive la creación del universo y de las especies, incluido el hombre, es un misterio que muchos han intentado revelar pero no hay ninguna teoría ni científica ni teológica que en pleno siglo XXI sea capaz de afirmar a ciencia cierta quiénes somos, de dónde venimos y cuál es nuestra misión en esta tierra.
Los sucesos paranormales son definidos como acontecimientos que no pueden ser explicados bajo la óptica de la ciencia tradicional, puesto que resultan enigmáticos y son incompatibles con las normas de las percepciones comunes, de las creencias y de las expectativas referentes a la que creemos es la realidad.
A menudo estos fenómenos son desacreditados por aquellos que definiéndose como escépticos son incapaces de reconocer que casi el 80% de las personas que habitamos el planeta hemos experimentado sucesos inexplicables o conocemos de alguien que cuenta haber tenido experiencias que no se ajustan a la realidad.
En la cultura oriental por ejemplo, las personas viven íntimamente ligadas con el mundo de los espíritus y mantienen desde el inicio de su historia costumbres y tradiciones apegadas a la creencia de la vida después de la muerte, el mundo occidental es más reacio a este estilo de vida, pero alrededor del globo son tantos los misterios e incógnitas que nos rodean que no podemos ignorar su existencia; desde la enigmática construcción de las pirámides de Egipto o las estatuas Moais de las Islas de Pascua, los círculos en los cultivos o las líneas de nazca en Perú, el popular Triángulo de las Bermudas, entre muchos otros que son evidencias físicas de que no todo puede ser explicado bajo la premisa de la racionalidad.
Abundan igualmente experiencias sobrenaturales que no por ser difíciles de entender son improbables, tal es el caso de la comunicación con los espíritus o fallecidos a través de las psicofonías o psicoimágenes (voces e imágenes captadas a través de grabadoras de audio y video), o la popular “Tabla de la Ouija”; el fenómeno de las casas encantadas o infestadas, las posesiones diabólicas, la mediumnidad (canalización telepática con entidades espirituales), la clarividencia (conocimiento previo del futuro), la telekinesis y levitación (movimientos de objetos con la mente), la visión de espectros, fantasmas o espíritus o la manifestación de los Poltergeist (fenómenos físicos violentos producidos por una entidad o energía imperceptible), todos estos sucesos no necesariamente pertenecen al imaginario colectivo sino que han sido seriamente estudiados, analizados y fuertemente debatidos.
Es una realidad que el ser humano, por naturaleza, suele ser temeroso frente a todo aquello que desconoce, pero es un hecho innegable, que ignorar estos sucesos, no los hará desaparecer.
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