sábado, 28 de mayo de 2011

Una luna de miel inolvidable

Mi nombre es Natascha Gil, perdón ahora me deberían llamar la señora Natascha De Figuera, ya que  contraje matrimonio hace un año con el hombre de vida que se llama Manuel Figuera.

Natascha es una mujer de rasgos físicos muy agraciados, tiene el cabello negro, largo y liso, totalmente radiante, su estatura  es 1.80 cm, su contextura es delgada con un cuerpo escultural, su sonrisa es angelical. Por otra parte Manuel era más bajo que ella, con características de rubio, ojos azules y contextura delgada pero definida, ya que le encantaba cargar pesas.

Ambos tenían  una maleta llena de sueños e ilusiones, que pesaba muchísimo, pero expresaron que contaban con la fuerza para cargarla por el resto de sus vidas si era necesario.

Natascha dijo muy entusiasmada “Ya pasamos por la ceremonia de matrimonio en la iglesia, el hermoso vestido de novia blanco y la fiesta donde cientos de personas comentaban mi felicidad”.

Manuel y Natascha se transportaron por sus recuerdos para relatar lo que pasó la noche de su boda “Salimos de la recepción de la fiesta, pero la celebración continuaba, mis padres se acercaron y en voz alta les dijeron a los invitados: Manuel y Natascha se van de luna de miel; Todos aplaudieron,  de pronto mi padre extendió su brazo para entregarme un sobre completamente cerrado que solo me daba como pista estas palabras: hija en tus manos tienes los boletos de la felicidad, disfrútenlo”.

Ambos estábamos cargados de adrenalina, impacientemente rompimos el sobre y encontramos dos pasajes que tenían como destino la isla de Margarita.

Margarita es una isla ubicada en el mar Caribe. La pareja de recién casados partió en un avión que para ellos era como un ave que los llevaba en sus alas para ir a un lugar muy lejano. Se abrieron las puertas del cielo para aterrizar en el aeropuerto Santiago Mariño de la isla de Margarita, cuando de pronto una voz angelical anunció “bienvenidos, espero que hayan disfrutado el viaje”.

La alegría se desbordaba entre ellos, Manuel le repetía una y otra vez a Natascha que la amaba, entre sus besos que desgarraban toda una pasión y ternura. 

Natascha recuerda esa experiencia como si hubiera sido ayer y comentó “Manuel me cubrió los ojos con sus manos y me dijo: cariño estamos en el paraíso. Luego precedió a destaparme la mirada y me encontré con el hermoso mar, azul brillante que al mismo tiempo era transparente, como el reflejo de mi alma que expresaba la ilusión que tenía por estar casada, tener hijos y sobretodo estar junto a Manuel para toda la vida”.

“Manuel y yo desenfrenados en la aventura amorosa de nuestra luna de miel, comenzamos en un hotel llamado Lido donde se acercaron dos jóvenes muy elegantes, vestidos de color blanco que nos dijeron “estamos aquí para cumplir todas sus ordenes”, nos sentíamos como dos reyes descansando en nuestro palacio, luego prepararon unas deliciosas bebidas acompañadas de langostas, eran las más grandes y divinas que habíamos comido en nuestras vidas”.

“Queríamos conocer más de la isla de Margarita y a pedir de boca nos anunciaron que ya la camioneta estaba lista para salir. Abordamos el vehículo y nos encontramos a Juan, el guía turístico que comenzó a proponernos los lugares que nos esperaban: la isla de Coche, playa el Yake, Parguito, Juan Griego, Caribe, El Agua y para usted de contar.” “Estábamos encantados, queríamos sumergirnos al mar, por eso decidimos ir para la isla de coche.

Llegamos a un sitio llamado la Isleta donde estaban todas las embarcaciones que tenían como rumbo la isla de Coche. De pronto la voz de un hombre con acento margariteño nos anunció “Natascha De Figuera y Manuel Gil ¿están listos?, respondimos muy entusiasmados: hemos estado preparados durante toda la vida”, expresaron entre risas la pareja.

“La aventura fue fascinante, quedamos encantados de la existencia de tanta belleza sin igual. No desperdiciamos ni un segundo. Nos lanzamos al mar para practicar Snorkel, Al agua! Donde nos sumergimos en otro mundo para conocer de sus maravillas encontramos: estrellas de mar, erizos, algas muchos colores y peces hermosos. En ese momento nos sentíamos como Natascha la sirena y Manuel el Tritón”.

“Definitivamente fue el viaje de nuestro sueño, la luna de miel inolvidable. La isla de Margarita era una perla hermosa, estábamos muy felices. Hicimos una película que quedó grabada en nuestra mente y será transmitida todos los días de nuestra vida a través del corazón”, relataron Manuel y Natascha

Freddy Villa

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