El inicio de un gran vinotinto
Nace en una barriada popular de Mérida es el menor de cuatro hermanos y su pasión por el fútbol lo llevó a convertirse en un ídolo de la nación. Jesús Meza, mejor conocido como “Chiki Meza”, es un ciudadano común venezolano, de baja estatura, cabello largo y piel clara que ama la tranquilidad de su hogar, a su esposa, a su hija y a su religión.
Se crió en el barrio Andrés Eloy Blanco y siempre le gustaron los deportes como el béisbol y baloncesto, pero al final se inclinaría por el fútbol, un deporte, que cambiaría su vida. Su padre le enseñó el amor por este juego, guiándolo a los estadios, a los entrenamientos. Lo incitó a que lo practicara. El meridense confesó: “Hasta me sacaba de clases para llevarme a los entrenamientos”.
“A mi mama no le gustaba que yo jugara, porque quería que me graduara. En ese entonces, era muy callejero y me la pasaba jugando con mis amigos. Ella me regañaba por eso y, porque los zapatos, no me duraban ni tres meses” dijo entre risas. “La verdad es que lo veía como un pasatiempo, algo para distraerme y salir de la casa” añadió “El chiki”.
Empezó jugando en las categorías menores de la escuela Aeula donde estudió primaria. Luego salta al liceo Guillermo Soto Rosa, donde persiguió su sueño en la disciplina hasta que a los 15 años fue a probar en la categoría sub-20 del equipo Estudiantes de Mérida. En la categoría mayor debutó como jugador, un año después.
Después, se haría noticia el fichaje del venezolano por el Monagas F.C. a los 18 años. El equipo, fue el paso necesario para que el volante orientara su vida, en lo deportivo. “Desde pequeño, cuando me tocaba viajar, me daba nostalgia irme de mi casa. Cuando me fui a Maturín por seis meses, al principio lloraba, me pegaba mucho. En ese momento, estaba muy pichón. Pero me ayudó a hacerme más fuerte”, analizó el jugador venezolano. Pronto regresaría nuevamente a su anterior conjunto, los Estudiantes de Mérida. Ahí, comenzó a ganar minutos en las canchas.En 2008, se le presentó la oportunidad de jugar fuera del país, en el club Al Ittihad Aleppo de Siria. Luego de una corta pasantía en el exterior, por no poder adaptarse al país, se regresó a Venezuela, al combinado blancinero Zamora, conjunto con el que tocó la gloria.
Omel J. Torribilla N.
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