viernes, 22 de julio de 2011

Giancarlo Trimarchi resume sin titubeos el paracaidismo como su pasión, siendo un joven con los pies bien puestos sobre la tierra, pero con la mente y el corazón en el aire. “Saltar y volar, eso es lo que hago y enseño”.

En el cielo de Higuerote

Lanzarse desde un avión a más de cuatro mil metros de altura no es algo a lo que mucha gente se atreva. Sin embargo, hay quienes se arriesgan
a volar en paracaídas, y aseguran que después de dicha aventura su vida es otra, comparando la actividad como algo adictivo. Los saltadores que asisten a la escuela de paracaidismo de Higuerote así lo comentan.

Giarcarlo Trimarchi es el director y fundador de SkyDive Venezuela, una de las escuelas más reconocidas del país en la realización de saltos en paracaidismo, que ya lleva 5 años “en el cielo de Higuerote”.

Skydive Venezuela es una de las dos escuelas de paracaidismo que existen en el país.  La otra queda en San Juan de los Morros, y aunque es más pequeña tiene más tiempo en funcionamiento. La de Higuerote se fundó hace dos años por la iniciativa del propio Giancarlo Trimarchi y de su amigo Jonathan Cohen, quien comparte su pasión por este deporte extremo. Luego de un buen tiempo de vivencias en el exterior, decidieron volver a su tierra para compartir con otros arriesgados el gusto por las alturas y la libertad.
De esta manera fue como en el aeropuerto de la localidad situada en el Estado Miranda, se preparó un espacio con gran capacidad para atender a numerosos grupos de personas que van cada fin de semana, y que, según sus encargados, cuenta con las instalaciones más modernas. Allí se imparten durante todos los días de la semana las clases de paracaidismo en varios estilos. Los inexpertos suelen iniciarse con un salto tándem, y luego de esto toman la decisión de inscribirse para recibir una instrucción más especializada.
El curso cuesta casi cuatro millones de bolívares. Esto incluye además de lo antes mencionado, la facilidad de contar con: dos aeronaves, una pequeña en la que caben 5 personas y una más grande de dos turbinas y puede albergar hasta 22 pasajeros. Los que se atreven a saltar por primera vez reciben un CD con la grabación de toda la vivencia. Y por último, los instructores certificados, que indudablemente están capacitados para enseñar cualquiera de las modalidades.
De acuerdo con Trimarchi, su maestro y tutor fue Olav Zipser; “un alemán a quien, por cierto, le ha gustado mucho Venezuela, y quien vendrá con frecuencia para organizar eventos y de paso enseñar todo lo que sabe”.
A sus 30 años, y ya diez practicando este deporte, Trimarchi ha acumulado 6.100 saltos, y asegura que no se ve haciendo otra cosa en un futuro. Su interés va enfocado en el paracaidismo y en la escuela q dirige. Su sueño es hacerla crecer y convertirla en punto de referencia del paracaidismo deportivo en Suramérica. De hecho, ya dio el primer paso al representar junto con su equipo el tricolor nacional, en noviembre del pasado año ganando la copa de oro en los panamericanos celebrados en Colombia.
“Mi papá es piloto y también practicaba paracaidismo, por eso desde que nací estoy montado en un avión. Para mí, volar es algo natural”, expresa Trimarchi, quien ha ganado innumerables competencias en distintos lugares del mundo y actualmente se encuentra entre los primeros seis paracaidistas con más experiencia.
“Los fines de semana son los de más afluencia de alumnos, recibimos de 30 a 40 personas, entre aprendices y paracaidistas profesionales”, comenta el experto. Según los entendidos en la materia, el clima y la ubicación geográfica hacen de Higuerote un lugar privilegiado para la práctica de este deporte.
Cel 04141089005

Zely  Ramos.

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