sábado, 23 de julio de 2011

La prostitución como profesión
            Susana, una joven de 18 años que trabaja en un famoso lugar nocturno (El Cazador) de esta movida ciudad; teniendo sexo con diferentes hombres con el objetivo de ganar dinero.
            Aunque para muchas personas ese trabajo no les parezca  digno ni honrado, para Susana si lo es. “Vender mi cuerpo forma parte de un arte, así como cuando la gente hace figuras de arcilla con las manos; la tocan y manosean hasta que llega al arte final y luego reciben dinero por ello”.
            El  motivo por el cual Susana lleva una vida, no de puta sino mujer de servicio, como así lo indica; es porque desde niña fue ambiciosa, alagada y pretendida por numerosos hombres debido a tanta hermosura, que aprovechando su físico ahora se gana el día a día teniendo sexo a cambio de dinero.
La prostitución
Se define como el acto de participar en actividades sexuales a cambio de dinero o bienes. Aunque esta actividad es llevada a cabo por miembros de ambos sexos, es más a menudo por las mujeres, pero también se aplica a los hombres. La prostitución puede ser tanto heterosexual como homosexual, y puede involucrar a travestidos y transexuales. El término genérico empleado para referirse a quien la ejerce es prostituto/a
“La prostitución es un problema social que evidencia las dificultades económicas por un lado y el afán del dinero fácil por el otro, no se dispone de estadísticas actualizadas necesarias para conocer los avances en el cambio de la situación y de otro lado poseer un insumo cierto para adoptar las políticas tendientes a orientar los planes y programas, es de analizar cuáles métodos de prevención que se establecen y cuál es su eficacia”. Explica Isabel Cáceres socióloga, con 10 años de experiencia.
            La Asociación de Mujeres por el Bienestar y la Asistencia Recíproca (AMBAR), es una fundación que nació para brindar ayuda y protección a las trabajadoras sexuales. Ya lleva diez años de existencia y los éxitos que ha cosechado son impresionantes; y el hecho de no contar con ayuda oficial los hace aún más grandes.
Este proyecto nació como parte del trabajo de campo que debía realizar Nurys Pernía para su tesis de grado. Adelantar un censo de las trabajadoras sexuales en el área metropolitana de Caracas fue lo primero; conocer las condiciones en las que estas mujeres trabajan tanto en la calle como en los nightclubs, y también sus condiciones familiares eran cuestiones que venían aparejadas con el censo.
            Por Ahora la labor de la fundación se centra en brindar ayuda a las trabajadoras sexuales y su familia. También, como una manera de ofrecerles una alternativa, ofrecen cursos en los que ellas pueden aprender diversos oficios: peluquería, corte y costura, repostería, etc. Obviamente no todas los toman; algunas porque sencillamente no les gusta, otras porque se les hace difícil dejar ese mundo “después de cinco años la prostitución crea una especia de adicción y las mujeres desarrollan mucha resistencia cuando de dejar ese trabajo se trata” indicó Nurys.
Para AMBAR las niñas y adolescentes que se ven activadas a ejercer la prostitución merecen especial atención; en ellas focalizan gran parte de su labor, especialmente los de capacitación y enseñanza de oficios.
            En cuanto al bienestar familiar, AMBAR presta servicios de guardería y preescolar para los hijos de las trabajadoras sexuales. La atención que les brinda y el cuidado que les guardan son envidiables. Allí condición laboral de las trabajadoras sexuales no es excusa para que sus hijos dejen de ser niños y ellas dejen de ser madres. En pocas palabras, en AMBAR tratan a las trabajadoras sexuales y a su familia como lo que son: como seres humanos.
La prostitución, este antiguo negocio, tiene un mayor crecimiento en el siglo XXI, pasó por una evolución en la que igualmente son inexistentes la moral y buenas costumbres, para ahora llamarse Trabajadora Sexual, en la que son importantes la educación y los buenos modales. Señoritas de bien o de su casa como se podría decir están en el viejo oficio, ya no es un trabajo exclusivo de las mujeres más necesitadas. La vanidad, la comodidad y el dinero fácil son los estandartes de su auge.

YIDERLYN APONTE

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