sábado, 28 de mayo de 2011

Infectarte no fue mi intención.
Una tarde al salir de clases, Laura de 16 años de edad decidió darle una vuelta al parque, repentinamente se tropezó con un amigo de su hermano mayor; Luis, un chico mayor de edad y con gran experiencia en el área sexual.
Luis quiso ser cortés con Laura y la invitó a comer un helado,  luego de tener una conversación amena, Luis le preguntó a Laura si alguna vez había tenido relaciones sexuales, a lo que la chica de manera apenada respondió no, pero que en sus clases le han dado charlas referentes al sexo y sexualidad.
Luis se aprovechó de esa poca información con la que contaba Laura y le dijo que él podía explicarle más sobre el tema; la llevó a su casa para enseñarle unos folletos y de esta forma Luis le dijo que no tendría  ningún problema si estaría con él ya que él sabía mucho sobre eso.
Luis como todo veterano en ese tema, empezó a besarla y tocarla rápidamente, pero Laura lo detuvo expresándole su temor a sentir dolor, igualmente continuó besándolo pensando en que solo haciendo eso no le traería mayor riesgo  de contraer una ETS,  sin saber que la Sífilis es contagiada por el contacto directo con una úlcera sifilítica, las cuales aparecen principalmente en los genitales externos.
Luis al ver el temor de Laura en cuanto a la penetración, decidió tomar como opción el sexo oral, de igual manera Laura se negaba, a lo que Luis le expresó que no sentiría dolor alguno por solo rosar sus labios.
Laura cedió ante la petición, y le practicó el sexo oral, sin saber que Luis estaba infectado por la bacteria Treponema pallidum, la cual lo contagió de Sífilis. Al finalizar el acto oral Laura conversa con Luis referente a lo sucedido y él le expresa que debe decirle algo grave referente a lo sucedido.
Laura se inquieta por saber, y de inmediato Luis le confiesa que contrajo una enfermedad de transmisión sexual hace unos meses y que posiblemente ella también puede haberla contraído, solo debes hacerte un chequeo, discúlpame  finalizó Luis.
De esta forma muchos adolecentes destruyen su vida, creyendo que con solo pensar que no pasará nada grave, lo cual es totalmente errado, porque si puede pasar, se puede contagiar.
LAYLETH MONTESINOS

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