¿Inocente o Culpable?
Persiguiendo un sueño a los 17 años de edad después de graduarse de bachiller de la república, dejó a su pueblo calido, de calles tranquilas y noches silenciosas para irse a la capital. Cuando llegó a Caracas se dió cuenta que no había ningún parecido entre su pueblo y la ciudad capitalina, el joven esperanzado en tener un cupo en la Universidad Central de Venezuela consiguió trabajo en una conocida franquicia de comida rápida y alquiló una habitación en el populoso sector el 23 de enero. En el proceso de adaptación llegó a extrañar su tan querido pueblo el pilar. José David Córdoba esperaba con ansiedad la fecha pautada para la prueba interna de la UCV, no eran de su agrado las condiciones físicas del sitio donde vivía. Dado a lo peligroso de la zona en donde pudo alquilar hizo amistades con muchachos buenos y también con muchachos malos la circunstancia se lo exigía. Lo que nunca imaginó fue que un día antes de presentar su anhelada prueba el destino le daría una bofetada. José David es un muchacho tímido, introvertido, que no estaba acostumbrado a las vivencias de los muchachos malos del sector donde vivía. El día que su vida cambio, estaba llegando a su casa a las ocho de la noche, cuando repentinamente se le aparecieron dos de estos hombrecitos malos pidiéndole el favor de que le guardaran un bolso hasta la mañana siguiente, el les preguntó que contenía el morral, ellos le dijeron que habían unos artículos de la novia de uno de ellos, tales como ropa, un secador y maquillaje, le advirtieron que no lo revisara pues habían cosas personales, José muy obediente agarró el bolso y se dirigió a su casa. A las diez de la noche efectivos de la Policía Metropolitana allanaron la casa y la habitación de Córdoba y cuando revisaron el morral se encontraron con un revolver y un kilo de cocaína envueltos en prendas de vestir femenina. José David Córdoba Cordero fue detenido y seguidamente presentado en tribunales.
Propietaria de una humilde casita ubicada en el pilar cerca de Carúpano estado Sucre, no duerme en su cama desde hace varios años, se fue a vivir a Caracas a una pensión en la avenida lecuna, ella es Carmen Cordero maestra de preescolar y madre soltera, su único hijo es José David Córdoba Cordero, recluido en el centro penitenciario el Rodeo 2 desde hace 4 años y aun no ha tenido la primera audiencia, la señora Carmen va a los tribunales de tres a cuatro veces por semana, su hijo es victima del retardo procesal, no tiene una sentencia firme por lo que no se sabe si es culpable o inocente y sin embargo continua tras las rejas.
En uno de los pasillos de los tribunales con los ojos aguados y luego una lagrima recorriendo su mejilla Carmen relata su sufrimiento “es mi único hijo, solo me tiene a mi y yo se que es inocente, lo único que pido es justicia, que se le haga un juicio… él está pagando por un delito que no cometido, su error fue hacer un favor… pero los tribunales no están al cabo de saberlo porque no le han hecho un juicio, si lo declaran inocente habrá perdido años de su vida y ¿Quién se los va a devolver? ¿Esto es justicia? Nooo… es injusticia”
Para muchos la justicia es una atribución que solo la tiene DIOS, para otros la justicia es una concepción que tenemos los ciudadanos para practicar el bien común, para la señora Carmen la justicia es el poder que tiene el estado para impartir decisiones justas, imparciales, ponderadas y a tiempo.
José Córdoba espera por un juicio y su madre espera que le alcance la vida para ver a su hijo libre y logrando todos sus sueños.
Johnny Colina
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