Mérida un regalo del cielo
A pesar de sus largas carreteras por el bello páramo; Mérida anteriormente llamado la “Cuidad de los Caballeros”, se caracteriza por ser excelentes anfitriones con los turistas. Mérida situada en el occidente de Venezuela, se diferencia por sus incomparables bellezas naturales, parques, iglesias y grandes monumentos. Nunca imagine lo real que era, cuando mis padres me regalaron el viaje más anhelado de mi vida.
Al cumplir 15 años mis padres me despertaron con un pastel repleto de fresas y un sobre misterioso, al instante lo abrí y al ver lo que contenía, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas y lo primero que hice fue abrazar rápidamente a mi familia. Esa misma noche empecé acomodar las maletas con gran entusiasmo y preocupación, ya que era la primera vez que viajaba.
En la mañana, al sonar el despertador anuncio la partida hacia el estado Mérida, nos vestimos velozmente parar agarrar el primer autobús que se dirigía a nuestro destino. Los pasajeros cansados de dar tantas vueltas por la subida del páramo sintieron las ansias de llegar, a la hora escuchamos la voz del amigable chofer que anunciaba la llegada a la ciudad. Al bajarme del autobús vi aquella neblina esponjosa, espesa y blanca, el frió incontrolable se penetraba por mi piel.
Al llegar a nuestro destino un Pueblito Colonial, le preguntamos a un amigable merideño donde podíamos comer las populares arepas andinas, sonrojado contestó en el restaurante La Mamma Due. Después de 30 horas de viaje ansiábamos comer, en un restaurante modesto y pequeño pero grande en sabor sentía que mi paladar evocaba los más ricos manjares merideños.
Nos dirigirnos a “Casa El Deseo Nuevo”, rodeada de bellos jardines y grata comodidad, el dueño José Luis Rodríguez nos enseñó la cabaña de 2 habitaciones, un baño confortable con ducha caliente y una cocina muy acogedora donde pasaríamos las noches. Mis ansias de conocer la gran Ciudad de Mérida se hizo presente, les pedí a mis padres salir a disfruta de sus sitios turísticos.
A pesar de su clima frío, las calles, bulevares y parques estaban llenas de turistas. Los viajes en burros por la montaña eran los más pedidos por los pequeños de la casa, también puede persuadir que Mérida es un ambiente familiar para disfrutar y compartir un momento agradable por varias rutas como: La Plaza Monumental Román Eduardo Sandia, El Palacio de Gobierno, La Casa de los antiguos gobernadores, La Plaza Bolívar, La Iglesia del Carmen, La Iglesia de Milla. Y cabe acotar el teleférico más grande y largo del mundo donde allí puede contemplar el paisaje de la preciosa Mérida.
Durante el paseo hacia el parque temático Venezuela de Antier, nos trasladó a épocas remotasde cuando mi abuela era jovencita, y saboreamos el arte culinaria por sus diferentes sabores, además del hermoso paisaje donde fue protagonista las más bellas fotos que tomamos. Una experiencia inolvidable, quede enamorada, todo el recorrido compensaron la larga espera de viajar y decir que Mérida es un cielo en Venezuela, estando al alcance de cualquier familia venezolana.
Emma Da Silva.
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