sábado, 23 de julio de 2011

El Gran Roque, es un paraíso para  disfrutar
  y relajarse

Los Roques es un archipiélago de Venezuela, situado en el Mar Caribe, a 168 Km al norte de La Guaira. Por su belleza e importancia ecológica, fue declarado parque nacional en 1972.
La forma más sencilla y rápida de llegar es por vía aérea. Hay vuelos chárter (aerotuy) desde Maiquetía, Porlamar y Maracaibo.  El vuelo desde el aeropuerto de Maiquetía toma entre 35 y 45 minutos aproximadamente y los precios oscilan entre Bs.800, y Bs.1250.
“La llegada es un espectáculo inolvidable, gracias a la variedad de azules que se pueden observar desde el aire” comentó la Señora María Gabriela Padrinos.
Al llegar a la pista de aterrizaje “El gran Roque”, la familia Padrinos tuvo que dirigirse a la oficina de Inparques (Instituto Nacional de Parques) para cancelar la entrada al paraíso.
Cuando iban caminando hacia su posada, la niña Rosa Padrinos dijo: “Las calles están decorada de forma sencilla, con botes o  conchas marinas, el piso está repleto de arena blanca por el cual pude observar como las personas caminaban descalzas”.

Luego de una larga caminata, la familia Padrinos consiguió una posada llamada “La Gaviota”, la cual está constituida por hermosos espacios repletos de detalles constructivos, tales como mosaicos y ventanas coloniales. María Gabriela encantada con este sitio comentó: “Es un lugar cálido e informal, pero a su vez ofrece un ambiente de relajación con una vista al mar espectacular”.
A la mañana siguiente se dirigieron hacia la calle principal del Gran Roque en donde hay un pequeño local llamado “La Negra” atendido por la dueña y amable Señora Agripina, quien prepara unas deliciosas empanadas algo costosas. A pesar de su alto precio (20bf), José Rafael Padrinos pidió una de langosta, su esposa de mechada y las hijas de queso. 
Cuando llegaron a playa blanca, decidieron tomar un peñero para ir a otro cayo llamado francisquí donde pudieron practicar del snorkeling y el buceo. Más tarde fueron a otra isla que quedaba a 30 hora de ahí, llamada Crasquí; donde allí pudieron degustar de la pesca del día, en el restaurante de la Señora Juanita.
Mientras la Señora Padrinos practicaba el windsurf, su esposo José Rafael andaba de pesca con sus dos hijas. Ellos no tenían mucha experiencia en atrapar peces, pero después de estar 1 hora intentándolo, engancharon lo más reconocidos en Los Roques como el Bonito y las Picúas.
Después de haber tenido un día agotador decidieron irse a la posada para darse un baño y descansar, pero al llegar se dieron cuenta que no había luz. Las mayorías de las veces en el Gran Roque cuando es temporada alta presentan este problema debido a fallas eléctricas. Sin embargo a los veinte minutos llego la luz y pudieron dormir tranquilamente.
Al amanecer agarraron un velero y fueron a conocer Cayo de Agua y Cayo de Dos Mesquises.
Cayo de Agua, es una isla desierta con aguas cristalinas, donde la familia Padrinos paseó en el bajo  Fabián (que es  un mini cayo) que emerge sobre las aguas.
Horas más tarde  en el cayo Dos Mesquises, la señora María Gabriela y su esposo disfrutaron de unos masajes holísticos, mientras sus dos hijas observaban el hábitat de las tortugas nadando en el mar. En este cayo la Fundación Científica Los Roques tiene un programa llamado "adopta una tortuga" que le permite apadrinar una  tortuga, recibiendo el kit de adopción y participando en el sorteo para la liberación.
Para la familia Padrinos, el Gran Roque “es un lugar extraordinario que con sus lagunas y  playas, pudieron  tomarse unas vacaciones jamás vistas, logrando así el disfrute y  relajación de acuerdo a la comodidad de sus bolsillos”. 


Emma Da Silva

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