viernes, 22 de julio de 2011

Los Diablos en Paris


Ahora me encuentro en Paris, a finales del mes de junio, nos dieron la noticia de que debíamos viajar hasta aquí para realizar ante personalidades de la UNESCO, el baile de los Diablos Danzantes, manifestación que he venido realizando desde niño y que ahora fue postulada como un patrimonio nacional que desean elevar a la categoría de patrimonio universal.

Recuerdo que en mi infancia acompañaba a mi abuelo que era el capataz de la cofradía, su labor consistía en representar al diablo de mayor jerarquía dentro de la manifestación, se encargaba de guiar a los demás y a establecer el orden. En estos paseos con mi abuelo también veía los ensayos y a cada uno de los futuros diablos realizar, con telas de color rojo y negro, lo que serían su atuendo, luego de esto, comenzaba la elaboración de las máscaras, eran una más grande que otra, en ellas se veían expresiones malvadas, burlonas sonrisas, cuernos y grandes colmillos.

Yo, siempre estuve muy unido a mi abuelo y por ello lo acompañaba a todos lados, me encantaba escuchar sus cuentos y caminar agarrado de su mano. Fue así como con el pasar de los años, fui poco a poco sintiendo inquietud por esta tradición danzante y al llegar a los 8 años, que era la mínima edad requerida para participar, comencé a danzar junto a ellos.

En la actualidad, represento a lo que un día fue mi abuelo, soy el capataz de los Diablos Danzantes de Yare, con el pasar de los años la tradición ha ido evolucionando de generación en generación adquiriendo valor dentro de toda la población, ya no sólo es reconocida en Yare, también hay danzantes en otras regiones del país como los diablos de Patanemo, Borburata,  Tinaquillo, Chuao,  entre otros. Diferenciándose entre ellos por los colores de sus vestuarios y la forma de su danza. En general, todos llevamos cascabeles en nuestros trajes, calzamos alpargatas, la maraca la situamos en nuestra mano derecha y cargamos varias protecciones como crucifijos, escapularios, etc. Para no correr el riesgo de ser poseídos por el demonio.

La tradición la realizamos el segundo jueves después del Corpus Christi en todas las regiones que hay cofradías de diablos en el país, recibiendo en nuestros pueblos gran cantidad de turistas nacionales e internacionales que incluso participan en nuestro recorrido.

Consiste en realizar una danza recorriendo las principales calles del pueblo, disfrazados de diablos y cubiertos por las máscaras. La música que nos acompaña es la de las maracas, el cuatro y las tamboras e igualmente se escucha permanentemente el sonido de las campanas y las sonajas que llevan nuestros trajes.

La festividad culmina con nuestra entrada al templo principal del pueblo, donde nos ubicamos en el pasillo que va hacia el altar y ahí permanecemos hasta finalizar la misa, reflejando una actitud que trasmita sumisión y arrepentimiento. De este modo, al concluir la misa, en medio del repicar de campanas y gran cantidad de fuegos artificiales, comienza la procesión con la custodia y nosotros los diablos vamos demostrando diferentes coreografías durante la caminata como muestra de su agradecimiento por el perdón concedido.

Nunca pensé que por una tradición heredada de mi abuelo llegaría a conocer Paris y a enaltecer el orgullo nacional con esa manifestación. Mi abuelo no sólo me dejó una herencia a mí, también me permitió dejar plasmado en cada uno de los visitantes de mi pueblo y del mundo una tradición valiosa y llena de originalidad que debe defenderse y valorarse entre todos los habitantes de mi país para así, darle la continuidad que merece.


Yasibit G. Flores M

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